Quiero que en este momento os acordéis de esos días en los que te miras al espejo y piensas: Que guapa soy. Recién levantada, teniendo las legañas aun pegadas a los ojos y con unos pelos que no tienen nada que envidiar a los de Madame Mim, sigues pensándolo. Esos días en los que simplemente te das cuenta de todo el potencial que tienes y puedes sacarte y decides que te vas a vestir y arreglar como si fueras a comerte el mundo, no, el universo.
Esos días en los que decides ponerte guapa para ti, porque te lo mereces, porque la vida es una mierda, pero eso no significa que tú tengas que vestirte así.
Entonces decides abrir el armario y coges la falda que reservas para ocasiones especiales, junto con la camisa que nunca te has puesto porque crees que es "demasiado arreglada" para tomar un café un lunes o un jueves, y acabas el conjunto con unos tacones. Ese día no piensas en que dirá la gente al verte tan arreglada, porque solo tienes ojos para ti. Sabes que si el amor de tu vida pasa a tu lado no notarás su presencia, pues estás muy concentrada en lo guapa que te sientes como para fijarte en los chicos de tu alrededor. Puede que la gente no note que te has vestido mejor que normalmente, o que has invertido más tiempo en tu maquillaje, pero seguro que notan la sonrisa de triunfadora que permanece tatuada en tu cara, esa que podría iluminar hasta la más oscura noche.
Si un día os sentís guapas, no paséis de ese pensamiento. No os escondáis tras sudaderas dos tallas más grandes, poneros el conjunto tan bonito que tenéis enterrado al fondo del armario y salir a la calle a comeros el mundo, aunque en realidad solo vayáis a la cafetería de enfrente de vuestra casa. Los días en los que sientes que puedes hacer cualquier cosa son escasos y hay que aprovecharlos al máximo.
Esos días en los que decides ponerte guapa para ti, porque te lo mereces, porque la vida es una mierda, pero eso no significa que tú tengas que vestirte así.
Entonces decides abrir el armario y coges la falda que reservas para ocasiones especiales, junto con la camisa que nunca te has puesto porque crees que es "demasiado arreglada" para tomar un café un lunes o un jueves, y acabas el conjunto con unos tacones. Ese día no piensas en que dirá la gente al verte tan arreglada, porque solo tienes ojos para ti. Sabes que si el amor de tu vida pasa a tu lado no notarás su presencia, pues estás muy concentrada en lo guapa que te sientes como para fijarte en los chicos de tu alrededor. Puede que la gente no note que te has vestido mejor que normalmente, o que has invertido más tiempo en tu maquillaje, pero seguro que notan la sonrisa de triunfadora que permanece tatuada en tu cara, esa que podría iluminar hasta la más oscura noche.
Si un día os sentís guapas, no paséis de ese pensamiento. No os escondáis tras sudaderas dos tallas más grandes, poneros el conjunto tan bonito que tenéis enterrado al fondo del armario y salir a la calle a comeros el mundo, aunque en realidad solo vayáis a la cafetería de enfrente de vuestra casa. Los días en los que sientes que puedes hacer cualquier cosa son escasos y hay que aprovecharlos al máximo.